jueves, enero 26
Buena leche
Hoy alguien me hizo recordar algo de infancia.
Cuando yo era muy chica pasaba por la calle una o dos veces por semana un lechero en carro tirado por una caballo cargado de esos típicos tarros lecheros de metal y un séquito fiel de moscas.
Mi mamá le compraba un montón de litros que después hervía y siempre se formaba una capa gruesa de nata que yo rechazaba entre gritos de me-dá-asco! y arcadas.
Cuando yo era muy chica pasaba por la calle una o dos veces por semana un lechero en carro tirado por una caballo cargado de esos típicos tarros lecheros de metal y un séquito fiel de moscas.
Mi mamá le compraba un montón de litros que después hervía y siempre se formaba una capa gruesa de nata que yo rechazaba entre gritos de me-dá-asco! y arcadas.